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Los Colores Del Dragon
Virginie T.


Libro de fantasía donde dragones, monstruos y humanos se mezclan con un romance Dakota Jones es miembro de los Rastreadores de Demonios. Bajo las órdenes de su padre, frío y distante, combate el mal día y noche con su equipo, que son al mismo tiempo sus amigos. No obstante, su próxima investigación pondrá su mundo patas arriba. Su encuentro con Eldrekki, un hombre tan atractivo como misterioso, modificará tanto su pasado como su futuro. Dakota se sabía distinta, única, y por fin descubrirá el porqué… y puede que las respuestas no le gusten.





Virginie T.

Los Colores del Dragon




los colores del dragon


I de Dakota Jones


Virginie T



Dakota Jones es miembro de los Rastreadores de Demonios. Bajo las órdenes de su padre, frío y distante, combate el mal día y noche con su equipo, que son al mismo tiempo sus amigos. No obstante, su próxima investigación pondrá su mundo patas arriba. Su encuentro con Eldrekki, un hombre tan atractivo como misterioso, modificará tanto su pasado como su futuro. Dakota se sabía distinta, única, y por fin descubrirá el porqué… y puede que las respuestas no le gusten.



Los colores del dragГіn



Los colores del dragГіn


Dakota Jones – Tomo 1



В В В В Virginie T.


traducido por Joaquim Ma. Rourera


В© 2020. T. Virginie




PrГіlogo


ВїQuiГ©n no ha imaginado alguna vez que habГ­a monstruos en el falso techo, bajo la cama u ocultos detrГЎs de una puerta o en un rincГіn oscuro, agazapados en la sombra o esperando nuestra llegada en la penumbra para saltarnos encima y despedazarnos hasta provocarnos la muerte entre sufrimientos atroces? Pues olvidadlo todo, porque es algo totalmente irreal. La realidad es mucho peor que nada que podГЎis imaginar. HabrГЎ quien diga que tengo un don, pero yo pienso que se trata de una maldiciГіn. Yo veo el mal, tanto el que se esconde como el que se alza a pleno dГ­a entre sus futuras vГ­ctimas, que no se dan cuenta de nada, el que habita la Tierra y el de mГЎs allГЎ. Pensad en la pelГ­cula de terror mГЎs pavorosa que hayГЎis visto, con demonios de formas imposibles con garras, colmillos, veneno y una fuerza impresionante y tendrГ©is una idea de lo que me encuentro a menudo. Al lado de estos monstruos, luchar contra hombres-lobo o vampiros parece un relajado paseo dominical. Solo que no tengo tiempo para eso. Hace aГ±os desde mi Гєltimo paseo por un parque para tomar el aire, desde que mi querido papГЎ descubriГі mi potencial y transformГі para siempre mi vida en una guerra perpetua.




CapГ­tulo 1



Dakota

NacГ­ en Fort Benning, un recinto militar cerca deВ  Columbus, en Georgia, donde viven mГЎs de 120В 000В militares y sus familias. Se trata de una base autosuficiente del ejГ©rcito estadounidense, como una ciudad dentro de la ciudad. Baste deciros que pasaron varios aГ±os antes de que cruzara el portГіn para salir. Y ello con una buena escolta, pues tenГ­a prohibido salir sola. Incluso lleguГ© a pensar que no habГ­a nada fuera del recinto, como en las pelГ­culas de catГЎstrofes de la tele, y que era por esto que jamГЎs cruzaba el portГіn. Hija del general de la base y de una civil fallecida al traerme al mundo, mis primeros aГ±os no fueron nada fГЎciles en medio de ese universo estricto regido por normas rГ­gidas. Pero si hubiera sospechado quГ© me reservaba el futuro, no habrГ­a deseado con tanta fuerza crecer y que las cosas cambiaran.

Y heme aquГ­ otra vez en un lugar lГєgubre a mГЎs no poder, el tipo de lugar sombrГ­o y silencioso que te provoca escalofrГ­os a lo largo de la columna vertebral y donde nadie querrГ­a encontrarse solo. Por suerte no estoy sola. Aunque, casi. Tengo un auricular, mi mejor amigo desde hace tiempo, que me susurra a la oreja. Me permite comunicarme con los demГЎs miembros del equipo, apostados en el exterior del edificio. Pienso en que este inmueble estГЎ verdaderamente ruinoso. Todas las ventanas estГЎn rotas, las puertas chirrГ­an de forma siniestra y el suelo estГЎ cubierto de porquerГ­a. No soy nada maniГЎtica, ni mucho menos un ama de casa modГ©lica, ВЎpero tampoco hay que exagerar! Este lugar parece un vertedero pГєblico. El lugar ideal para detectar lo que busco. Y no haberme cruzado con ningГєn sinhogar es otro indicio. NingГєn humano desearГ­a estar en presencia de un demonio. Incluso sin ver su lado demonГ­aco, la gente siente un cierto malestar en su presencia.

– ¿Sigue sin verse nada Dakota?

Ah, se acuerdan de mГ­. Lo cierto es que hace unos buenos diez minutos que no digo nada.

– No, nada de momento.

– Ten cuidado, empiezas a estar lejos de nosotros.

– De acuerdo.

En efecto, ya estoy en el cuarto piso del lado oeste del inmueble, mientras que el comando, mi apoyo en caso de problemas, me espera en la camioneta aparcada al este del edificio. A pesar de estar sobreentrenados, en caso de problemas necesitarГЎn como mГ­nimo cinco minutos para llegar hasta mГ­. Puede no parecer mucho tiempo, pero si no me equivoco sobre lo que buscamos, hay tiempo mГЎs que suficiente para que deje para el arrastre mi magnГ­fico cuerpo. Lo sГ©, me tiro piropos, pero sin pareja y lejos de tenerla dada mi poca vida social, acepto todos los cumplidos, incluidos los mГ­os. Al fin y al cabo, ВїquГ© hombre juicioso querrГ­a una mujer que deambula de noche junto con un grupo de hombres por sitios como este?

Sigo avanzando y detecto movimiento a mi derecha, en la habitaciГіn de al lado. Susurro para no llamar la atenciГіn.

– Posible amenaza en el quinto, lado sur.

– Comprendido. Avanza con cuidado y cuida tus gafas. Esperaremos la confirmación visual para ponernos en marcha.

ВЎAh, sГ­! las gafas-cГЎmara que me obligan a llevar y que les permiten seguir mis mГЎs mГ­nimos movimientos, ya que mi vista es perfecta. En fin, si quiero. Todo es relativo. En efecto tengo muy buena vista, esplГ©ndida en ambos ojos, pero mi vista no es realmente normal. Pero concentrГ©monos, que no he venido a que se me coman, aunque dudo que le gustase mucho. No soy lo bastante peluda. La criatura que persigo es mГЎs bien de las que comen animales, domГ©sticos para ser precisos. Es lo que nos condujo hasta aquГ­. El barrio viviГі un considerable aumento de desapariciones de perros y gatos. La apariciГіn de sus esqueletos minuciosamente limpios cerca de este edificio nos llamГі la atenciГіn. La opiniГіn pГєblica se imagina a un psicГіpata que se divierte sumergiГ©ndolos en ГЎcido. Es una posibilidad, pero el mundo rebosa de monstruos mГЎs peligrosos que un simple loco. Las autoridades han abierto una investigaciГіn y, como todos los fenГіmenos raros, el expediente aterrizГі en el escritorio de mi padre. A diferencia de la policГ­a, nosotros acostumbramos a resolver este tipo de sucesos que se alejan de lo ordinario. Me acerco de puntillas a la puerta, cuya hoja tambaleante hace tiempo que no cierra, y echo un discreto vistazo al interior.

– ¿Y bien Dakota, es el tipo que buscamos?

Por medio de mis gafas, mi equipo solo ve un hombre bastante banal, a pesar de su aire inquietante y lo insГіlita que resulta su presencia aquГ­. Cierto, no parece precisamente un vagabundo que se arrastra por un local ocupado. Viste tejanos y camisa, con calzado de montaГ±a, pero el conjunto parece relativamente limpio para el lugar. El pelo corto, a cepillo, y afeitado reciente. Pero mis compaГ±eros solo perciben la superficie. Yo soy distinta y lo que veo es mucho menos agradable. Una cabeza de serpiente con colmillos largos y venenosos, seis tentГЎculos con ventosas en lugar de brazos, unas bocas llenas de pequeГ±os dientes puntiagudos y piernas recubiertas de escamas. ВЎBingo, lo hemos encontrado! Un serpendiГіn, tal como suponГ­a. No es el primero que me encuentro y sГ© que esta especie puede ser agresiva si se siente acorralada. HabrГЎ que actuar con cautela. Retrocedo para alejarme, fundiГ©ndome en las sombras tal como he aprendido a hacerlo con los aГ±os y con mis experiencias sobre el terreno.

– El objetivo está ahí.

– Vale, quédate a la espera, ya llegamos.

Me habrГ­a encantado hacerle caso, pero la persona de rojo que aparece delante de mГ­ parecГ­a no estar muy de acuerdo.

– ¿Qué haces aquí, jovencita?

No parece amenazador, pero sГ© que no puedes fiarte de las apariencias. Yo conozco su verdadera naturaleza y bajo su talante inocente y cortГ©s se esconde un monstruo salido de los infiernos capaz de despedazarme y dejar mi esqueleto rutilante.

– Me he perdido. Solo pasaba por aquí.

Una afirmaciГіn no muy creГ­ble cuando dos espadas tan largas como mis brazos se cruzan en mi espalda. Como arma resultan poco discretas. Pero lamentablemente los demonios, sea cual sea su especie, son insensibles a las balas. Para matarlos se necesitan filos de titanio. Y nada de hacerlo con un simple cuchillo, estarГ­as muerto antes de hacerles un cortecito. Una hoja larga y afilada permite mantener las distancias con el enemigo y maximizar las oportunidades de salir indemne del combate, o casi.

– No tendrías que estar aquí, esta es mi casa.

Su voz se hizo sibilante. Un mal indicio. Cuando se enfadan surge su lado de serpiente y yo detesto los reptiles. Me parecen tortuosos y viscosos. AsГ­ que intento una retirada estratГ©gica.

– De acuerdo, ya me voy.

Solo que antes de dar un solo paso me encuentro suspendida por los pies, patas arriba, sujeta por un tentГЎculo frГ­o y espantoso.

– Diles que se vayan o vas a sufrir.

Vaya, la situaciГіn estГЎ muy mal. Ha notado la vibraciГіn del suelo por el avance de los refuerzos y no le ha gustado. No estГЎ nada contento. No sГ© donde estГЎ mi equipo, pero el serpendiГіn lo ha notado. Y si yo no oigo ningГєn movimiento significa sin duda que aГєn estГЎn un piso mГЎs abajo en el mejor de los casos. Esto le da al serpendiГіn tiempo mГЎs que suficiente para destrozarme.

– De acuerdo, cálmate. No quiero hacerte ningún daño.

– Esta es mi casa.

Parece que es territorial. De todos modos, no puede quedarse en este edificio, ni siquiera en esta ciudad, indefinidamente.

– La gente empieza a hacerse preguntas. No es que seas muy discreto al cazar tu comida.

– Y por tanto vienes a exterminarme.

Es lo que podrГ­a pensar vistas mis espadas, pero solo las llevo para defenderme en caso de ataque. Y, aunque me tiene suspendida sobre el suelo, no parece que quiera daГ±arme.

– No, solo a desplazarte.

Es la verdad. Mi equipo tiene un trabajo sucio. A menudo el demonio acaba lacerado, cortado o atravesado, muerto en resumen, pero en este caso concreto el demonio no supone un peligro real para la poblaciГіn, mГЎs allГЎ de sus compaГ±eros de cuatro patas. El Гєnico problema es la exposiciГіn de fenГіmenos extraГ±os e inexplicables. AdemГЎs de la necesidad indispensable de mantener en secreto la existencia del infierno y de un paso entre su mundo y el nuestro, para proteger al mundo de una situaciГіn que le supera y que provocarГ­a angustia y caos. AsГ­ que solo queremos enviarlo a un lugar menos expuesto, donde pueda vivir en paz sin atraer la atenciГіn de los medios de comunicaciГіn. A pesar de lo que piensan algunos, no soy una asesina.

– ¿Dónde?

– A la jungla. Un lugar lleno de animales para comértelos a placer.

Silba con placer y sus mГєltiples bocas chasquean los dientes, pero para mi sorpresa me deja en el suelo sobre mis pies. El mundo me da vueltas durante unos momentos pues me habГ­a subido la sangre a la cabeza. Recupero rГЎpidamente el equilibrio y sigo en guardia. AГєn no he ganado nada. TodavГ­a no ha aceptado mi propuesta.

– ¿Cómo te llamas?

Uf, no me gusta la pregunta. PodrГ­a resultar peligrosa mГЎs adelante. De todos modos, si no respondo podrГ­a volver a encontrarme colgando boca abajo y la experiencia no me ha gustado. No es que sea la primera vez, pero no me acostumbro.

– Dakota.

– ¿Dakota qué?

Es astuto. Un nombre solo sirve de poco. Mientras que nombre y apellido es una puerta abierta a todo, para Г©l en particular.

– Dakota Jones.

– Dakota Jones: si me has mentido sabré encontrarte.

No lo dudo. Empiezo a tener un buen grupo de enemigos entre los habitantes del submundo. Mi oficio me proporciona pocos amigos entre su gente. Me pagan por perseguirlos y pocas veces colaboran, lo que a menudo acaba en un baГ±o de sangre. No olvidemos que para tomar represalias los protagonistas tendrГ­an que salir vivos. AsГ­ que quienes me guardan rencor acaban siempre a trocitos en la morgue. En ese momento llegan mis compaГ±eros, con todas las armas en ristre. Afortunadamente, mi nuevo amigo no se lo toma a mal.

– Tranquilos muchachos, está dispuesto a seguirnos.

– ¿Estás segura, ojo de lince?

SГ­, en condiciones normales no utilizamos los nombres ante los objetivos, y como no se me escapa nada, mi mote es ojo de lince. Me gusta. Y es mejor que "la rara", el mote de mi infancia. ВїCГіmo podrГ­a haber adivinado que no veГ­a lo mismo que los demГЎs si habГ­a sido asГ­ desde mi nacimiento?

– Dakota Jones me ha dado su palabra. Tenéis que llevarme a un lugar donde no moleste a nadie.

Mierda. Me he ganado un tirГіn de orejas. George no espera un segundo para reprenderme.

– Maldita Dakota. No se les dice el nombre a los demonios. Conoces las reglas y esta es la primera que te enseñaron, la más importante.

Yo, por mi parte, creo que la mГЎs importante es la de seguir viva a cualquier precio, pero bueno, no es momento para sutilezas.

– Siempre vas a tu bola ¡Tu padre me echará una bronca cuando lea el informe!

– Entones podrías pasar por alto este detalle. Y ahora vayámonos de aquí.

Me vuelvo hacia la criatura, que ha recuperado la forma humana. Solo la camisa indica su cambio de apariencia, con las mangas rotas por la fuerza de sus tentáculos. Claro, dos mangas, seis tentáculos… no hay que saber muchas matemáticas para ver que algo falla. Por lo menos su anatomía queda escondida, para gran alivio de mis colegas. No siempre es así y mis amigos suelen incomodarse ante un hombre desnudo, aunque no sea realmente un hombre.

– Después de ti serpendión.

– ¿Cómo sabes lo que soy?

– Es que veo muchas cosas.

Aunque preferirГ­a ver muchas menos. Pero no pienso comentarlo con Г©l.

– ¿Conoces a otras criaturas como yo?

– No eres del primero de tu especie que se cruza en mi camino, pero seguramente eres el que más colabora.

– Ya veo.

Se sube a la furgoneta sin discutir y se vuelve hacia mГ­ antes de que cierre la puerta.

– Si me necesitas llámame. ¿Sabes cómo hacerlo?

Me sorprende su muestra de confianza. Se dispone a explicarme cГіmo llamarle, igual que he hecho yo revelГЎndole mi identidad.

– Sí, sé cómo invocar un demonio.

Se frota la pierna y me da una de sus escamas.

– Cuídate Dakota Jones. Tú eres distinta. Muchos tienen miedo de lo que no comprenden.

Estoy perpleja. ВїMe estГЎ previniendo? ВїDistinta de quiГ©n?

– ¿De qué me hablas?

– El Infierno no es el único lugar donde se encierran seres diabólicos y sin escrúpulos.

A continuaciГіn se vuelve y la camioneta se pone en marcha. ВїMГЎs peligroso que los demonios del Infierno? Imposible. He visto suficientes para saber quГ© tipo de monstruos los habitan y nunca he visto nada peor entre los humanos. Ni siquiera el peor de los psicГіpatas le llega a la suela del zapato a la crueldad de un demonio sanguinario.




CapГ­tulo 2



Dakota

La vieja base de Fort Benning no cambia con el paso del tiempo. Siempre con gente por todas partes y yo sintiГ©ndome siempre sola en medio de la muchedumbre. Miles de personas y una intrusa. La chica rara que tiene derecho a estar aquГ­ Гєnicamente porque su padre dirige la base. Es lo que piensan todos en silencio sin decГ­rmelo claramente, ya que todos ignoran mi papel en el seno del ejГ©rcito. La chica que no pinta nada entre los soldados pero que arriesga su vida defendiendo el paГ­s. Seguramente, si supieran cГіmo es mi vida cambiarГ­an su opiniГіn sobre mГ­. A los ojos de todos soy la modosita niГ±a de papГЎ enchufada. Por su parte, mi padre alienta este mito en pГєblico con el mayor empeГ±o desde mi mГЎs tierna infancia. En privado, en cambio, es otra historia. La diferencia respecto a mi infancia es que ahora tengo mi propia casa, en la que puedo refugiarme cuando quiero. Se acabГі el triste y silencioso apartamento de mi padre, que brillaba por su ausencia, donde toda mi vida me sentГ­ sola. Hasta la adolescencia mi vida transcurriГі entre las niГ±eras y la escuela. Hasta que mi padre se dio cuenta de mi potencial y por fin me prestГі atenciГіn. O, mejor dicho, interГ©s. El tipo de interГ©s del que yo podrГ­a haber pasado y que rompiГі para siempre mi esperanza de acabar teniendo un padre. PasГ© directamente de niГ±a molesta a soldado bajo sus Гіrdenes, sin que nadie pidiera mi opiniГіn. EstГ© o no de acuerdo, nunca he tenido voz ni voto, nada de libre albedrГ­o, al estilo militar, y ni pensar en rebelarse si no quieres pagarlo muy caro. NingГєn tratamiento de favor para la hija del general Jones, piensen lo que piensen los demГЎs. Alguien podrГ­a considerarlo una debilidad y el general no es dГ©bil. Uno de los miembros del equipo tardГі dos aГ±os en darse cuenta de quiГ©n era mi padre biolГіgico. Lo que demuestra que la estrategia del general es eficaz. Tanto que incluso yo, a veces, me pregunto quiГ©n es mi padre.

El pequeГ±o caparazГіn que me he creado es el remanso de paz indispensable para mi salud mental, si es que me queda un poco. Algunos lo encuentran demasiado colorido, incluso abigarrado, pero quienes me conocen, que son Гєnicamente los miembros de mi equipo, comprenden las razones y aprueban mis heterodoxas elecciones. Mi salГіn es de color azul celeste, como los dГ­as soleados y sin nubes que tanto me gustan, con cuadros de tulipanes multicolor, junquillos y hasta resplandecientes lotos azul y rosa. Frente al televisor deВ  pantalla gigante, donde solo miro pelГ­culas romГЎnticas pues mi trabajo ya me ofrece suficientes horrores, mi canapГ© blanco con cojines de colores estridentes desentona en esta decoraciГіn campestre, pero es muy cГіmodo. Tanto que mis amigos tienden a ponerse a sus anchas un poco mГЎs de lo necesario. Y la cocina abierta de blanco y azul con una isla central de mГЎrmol y cuarzo es, literalmente, una invitaciГіn a las comidas entre amigos, lo que me gusta mucho porque me encanta cocinar. LГЎstima que sin tiempo de sentarme para tomar un cafГ© ya suene el telГ©fono. Grrr, mi padre. Ya resoplo solo con la idea de oГ­r su voz. Si hubiera sido cualquier otro me habrГ­a hecho la sorda. Pero con mi progenitor serГ­a inГєtil. Mejor responder pues me machacarГЎ hasta que descuelgue. Y si apago mi mГіvil enviarГЎ al instante a uno de sus subordinados a llamar a mi puerta. Ni pensarlo. Detesto que un desconocido entre en mi guarida y husmee en mis asuntos. AsГ­ que descuelgo, sin ningГєn entusiasmo.

– ¿Diga?

– Dakota, reunión de retorno de misión en 15 minutos.

Y cuelga sin dar tiempo para ninguna excusa. Nada de "ВїcГіmo te va?" ni "te he echado de menos". El general ha hablado, manos a la obra. Es exactamente mi sensaciГіn en este momento. No tengo un padre sino un general cuyas Гіrdenes debo seguir sin discutir, sin reflexionar y, por encima de todo, sin mostrar emociГіn alguna. Debo presentarme inmediatamente en el Cuartel General de los RD o me ganarГ© una reprimenda.

Los Rastreadores de Demonios, nuestro nombre completo, es la unidad que creГі mi padre cuando descubriГі mi particularidad. Hace siglos que se conoce el infierno. La Biblia lo menciona a menudo. Como ya dije, existe un paso entre nuestro mundo y ese mundo subterrГЎneo abominable. Pero contrariamente a la idea de que se envГ­a a los humanos al Infierno para castigarles despuГ©s de su muerte, son los demonios quienes vienen a la Tierra. Y no para castigar a quienes lo merecen, sino para vivir aquГ­ y hacer el mal, conforme a su naturaleza. PodrГ­a decirse que inicialmente el ejГ©rcito combatГ­a a los demonios cuando habГ­a suerte. Los mataba cuando caГ­a sobre ellos por casualidad, despuГ©s de muchas bajas evidentemente, pues no todo el mundo va por ahГ­ llevando siempre consigo una hoja de titanio. Ahora, gracias a mГ­, nuestros ataques estГЎn dirigidos y solo la unidad de la que formo parte se dedica a combatir a los demonios y matarlos si es necesario. En este sentido me mantuve muy firme frente a mi padre. Igual que entre los humanos, hay demonios buenos y demonios malos. Me niego a matar a una criatura que no hace daГ±o a nadie. El serpendiГіn de hoy es un ejemplo perfecto. No iba a acabar con su vida porque se alimenta de animales. Si lo hiciera, tambiГ©n podrГ­a matar a la gente que come cerdo. Esas bestezuelas sonrosadas con su colita en forma de tirabuzГіn. Tengo claro que mi padre cediГі a mi reivindicaciГіn con el Гєnico objeto de que entrara en la unidad, pero esto carece de importancia. Lo importante es que salГ­ victoriosa y que, demonio o no, los inocentes son absueltos. Llamarles al orden o trasladarlos, segГєn cual sea el problema, pero dejarles vivir en paz. Lo que no impide que el general critique mis elecciones y mis acciones en cada reuniГіn. Para Г©l solo represento una decepciГіn y me lo recuerda siempre que se presenta la ocasiГіn. Nuestra misiГіn ha sido un Г©xito, pero Г©l le encontrarГЎ algГєn fallo, como siempre.

AsГ­ que me voy sin entusiasmo al superprotegido CG de los RD, formado por un despacho, una gran sala de reuniones y un laboratorio subterrГЎneo al que no tengo acceso. Lo que no me supone ningГєn problema. No soy nada morbosa y el laboratorio recoge los demonios muertos para su autopsia. Y no tengo ninguna necesidad de verlo. Ni la mГЎs mГ­nima. Ya veo suficientes horrores durante las investigaciones como para aГ±adirles las imГЎgenes de demonios cortados con el escalpelo y disecados. Pero el personal de la morgue es sin duda indispensable para nuestro trabajo. Nos permite aumentar nuestro conocimiento sobre las especies de los infiernos y la forma de matarlos mГЎs rГЎpido sin resultar heridos. Esquematiza y enumera todos los puntos fuertes y dГ©biles de las distintas especies que hemos combatido en el pasado. Sea como sea, a cada uno su sitio y yo prefiero afrontar el peligro y pelear que manosear la muerte durante todo el dГ­a.

Cuando llego el equipo ya estГЎ allГ­ al completo, charlando tranquilamente mientras esperan que el general nos honre con su presencia. Me gustan todas las personas presentes en esta sala. Estos hombres se han convertido en mi familia desde que entrГ© en el programa y arriesgarГ­a mi vida por ellos sin pensarlo igual que ellos harГ­an por mГ­. George, nuestro jefe de equipo, es el mayor de nosotros. Con la autoridad de sus 45 aГ±os y sus sienes que imagino entrecanas, aunque no le veo ninguna cana, es como un padre para mГ­ desde la formaciГіn del equipo. Yo tenГ­a solo 18 aГ±os y mi padre le puso al cargo de mi aprendizaje. Fue entonces cuando conocГ­ a Luke, el benjamГ­n del equipo despuГ©s de mГ­. Dos aГ±os mayor que yo, acababa de salir de la escuela militar y lo confiaron a los cuidados de George para seguir la formaciГіn junto a mГ­. A lo largo de los combates, tГ©cnicas de camuflaje, manejos de armas y demasiados gritos de George, no nos mostramos como unos alumnos muy disciplinados, pero nos acercamos hasta ser como hermanos. Luke es el gemelo en el que yo soГ±aba durante mis peores momentos de soledad. Un hermano que fuera como yo y que me comprendiera siempre a pesar de mis rarezas. Por otro lado, Luke no es como yo, yo soy Гєnica, pero Г©l me comprende mejor que nadie y siempre sabe quГ© me ronda por la cabeza. Como ahora.

– Calma, Dakota. Asistimos a la reunión y te llevo a casa al instante para que puedas instalarte en el sofá a mirar algún bodrio en la tele.

Le obsequio con mi mejor sonrisa. Acaba de describir mi jornada ideal, mi sueГ±o. Mi canapГ©, un cafГ© y una pelГ­cula romГЎntica que me transporte hacia un mundo ideal y armonioso.

– ¿Seguro que no prefieres pasar la velada conmigo, encanto? Te ayudaré a relajarte, te lo prometo.

Jared, el ligГіn irreductible. Un buen conversador treintaГ±ero con el cuerpo de un dios, esculpido por aГ±os de musculaciГіn. LГЎstima que este bello ejemplar, desde lo alto de su metro noventa, usa las chicas como paГ±uelos: usar y tirar. Por otro lado, debe admitirse que el carГЎcter secreto de nuestras misiones y su peligrosidad no nos permite establecer lazos profundos como nadie de fuera del equipo. AsГ­ que ha elegido disfrutar de la vida. Lo respeto, pero tendrГЎ que hacerlo sin mГ­ y Г©l lo sabe. AГєn asГ­, le encanta pincharme y, sobre todo, despertar el lado protector de nuestros colegas. No he tenido tiempo para responder cuando Russel lo hace por mГ­.

– No te atrevas a tocarla, pervertido.

Russel, el chico amable y defensor de las causas perdidas. Y yo soy su Гєltima obra de caridad. Lo adoro, siempre se pone de mi lado y fue el primero en apoyarme cuando me opuse a las masacres sistemГЎticas de demonios, pero no soy ni mucho menos la frГЎgil florecilla que Г©l insinГєa. Soy perfectamente capaz de defenderme de los patГ©ticos intentos de Jared. Especialmente porque se trata en esencia de palabras al viento. No soy en absoluto su tipo. Para gustarle se tiene que ser una boba pechugona que se abre de piernas cuando Г©l chasquea los dedos. Por mi parte soy una morena menuda, con curvas pero no demasiadas, perfectamente capaz de defenderme si me busca las pulgas o me falta al respeto. Jasper aГ±ade una barrera.

– Ella nunca acabará en tu cama tío, es demasiado inteligente para que la engañes con tu cara bonita.

– Gracias por el cumplido.

Jasper, el Гєltimo en llegar al equipo. Un amigo fiel y valioso. La persona a quien acudo cuando estoy muy apesadumbrada y tengo verdadera necesidad de reГ­r un poco. Falso. En realidad es Luke quien lo llama al rescate cuando nota que tengo la moral por los suelos. En nuestro negocio es peligroso deprimirse. Cualquier despiste puede costarte la vida. Jasper me permite soltar lastre con su humor y sus payasadas y salir de misiГіn concentrada y alerta.

– Ya basta chicos. El general está a punto de llegar. Estad tranquilos o nos pegará una bronca.

El comentario me sale solo.

– Como si quedarme tranquila en mi silla le fuera a impedir que me salte encima.

– Es un mal trago que hemos de pasar Dakota. Luego podrás volver a tu casa hasta la próxima investigación.

No aГ±ado nada. Sin duda, papГЎ George tiene razГіn. Probablemente lo mejor es callarse y asentir a todas las chorradas que soltarГЎ el general. Pero cada vez llevo peor eso de mantener mi papel de buen soldadito cuando mi corazГіn grita que por encima de todo soy su hija y que despuГ©s de veinticinco aГ±os el Sr. Jones podrГ­a haberse dado cuenta. Aprieto los puГ±os y la mandГ­bula, rechinando los dientes y me instalo en una silla libre. Luke se coloca a mi izquierda y Jasper a mi derecha, ambos tomГЎndome la mano y acariciГЎndome la palma con su pulgar. Un gesto simple, insignificante en apariencia, pero que echo de menos inmediatamente cuando por el pasillo se oyen los pasos del general, obligando a mis amigos a soltarme para evitar la ira de quien ha prohibido cualquier intimidad en el seno de la unidad. Para Г©l, incluso una muestra de afecto amistoso es inaceptable. Somos compaГ±eros de trabajo y nuestras relaciones no pueden salir de lo profesional. Claramente el pensamiento de un oficial que nunca mueve el culo de su despacho. ВїQuГ© persona sensata confiarГ­a su vida a un desconocido? Porque un compaГ±ero de trabajo con el que no estableces ningГєn afecto acaba siendo un extraГ±o.




CapГ­tulo 3



Dakota

No tengo mucho en comГєn con el general. Al menos, fГ­sicamente, no puede decirse que el parecido sea sorprendente. El aspecto de Robert Jones es tan austero como su carГЎcter. Sus facciones son bruscas, con trazos rectos y angulados y sin rastro de barba. El pelo cortado a cepillo, corto y si un solo cabello que sobresalga, tal como debe ser en un militar de alto rango. Por lo que hace a su atuendo, evidentemente, luce el uniforme militar que corresponde a un general, un uniforme sin arruga alguna. PodrГ­a creerse que lo han almidonado para ser superrГ­gido, como su porte. Me gustarГ­a decir que me parezco a mi madre, pero no tengo ninguna foto de ella y mi padre rechaza tocar el tema. Tras dos intentos infructuosos, que acabaron en humillaciГіn, lo dejГ© correr. Conservo la esperanza de haber sido adoptada y que algГєn dГ­a mis verdaderos padres vendrГЎn a buscarme. Supongo que es la niГ±a que hay en mГ­ que sigue esperando tener unos padres que la quieran.

De todos modos, en este momento es la adulta la que estГЎ en esta habitaciГіn, cuadrando los hombros a la espera de la reprimenda que no se harГЎ esperar. El general nos observa con su mirada severa que, apoyada en unos ojos oscuros sin fondo, me provoca escalofrГ­os en la espalda. Aunque parezca mentira, en su presencia estoy mГЎs a la defensiva que en medio de demonios capaces de cortarme a trocitos. ВїPor quГ© serГЎ?

– Dakota, has llegado tarde, como de costumbre. Pensaba que te había educado mejor. La puntualidad es una virtud y tu apellido no debe darte ningún privilegio.

Empezamos bien. ВїCuГЎnto me he retrasado? ВїMedio minuto? Y ademГЎs estaba en la sala de reuniones antes de que Г©l llegara, me parece, ВїdГіnde estГЎ el problema? Ya lo sГ©: existo. Ese es el problema. Contra todo pronГіstico, me necesita y lo detesta, porque no me soporta. AdemГЎs, nunca me mira a los ojos. Dicen que los ojos son el reflejo del alma. ВїQuГ© teme encontrar en los mГ­os para rechazar sistemГЎticamente el contacto?

– Lo siento mucho, mi general.

Aprieto los dientes al llamarle asГ­. SГ© que es la norma en el ejГ©rcito, se llama a la gente por su rango y si solo fuera en pГєblico tampoco me molestarГ­a mucho. Pero resulta que exige que le llame general desde que yo recuerdo. Siempre ha rechazado que le llamara papГЎ, como si no me considerara su hija, lo que me deja un regusto amargo cuando reivindica mi educaciГіn. La primera vez que llamГ© papГЎ a un hombre fue para burlarme de George despuГ©s de un enГ©simo sermГіn. Es patГ©tico.

– Bueno, que no vuelva a suceder. Y ahora veamos el informe. ¿Comandante?

George se aclara la garganta y relata nuestra misiГіn, omitiendo algunos detalles que sin duda me habrГ­an supuesto mГЎs reproches, una vez mГЎs.

– ¿Nada más que indicar?

Entorna los ojos, con suspicacia. Se dirГ­a que sospecha que el relato tiene algunas omisiones. Pero, en contra de lo que podrГ­a esperarse, nadie abre la boca. Algo que desagrada a ojos vista al general, que empieza a tamborilear los dedos sobre la mesa, su tic nervioso cuando los acontecimientos no siguen el curso que ha previsto.

– He analizado el vídeo de las gafas de vigilancia antes de convocarles. He observado las imágenes con la mayor atención.

Afortunadamente, las gafas son solo unos ojos y no unas orejas y mi auricular solo sirve para comunicarnos, sin grabar nada, si no lo tendrГ­a crudo.

– Debo indicarles que llegado este momento me esperaba tener el cadáver de un serpendión en la morgue. Explíquenme porqué no es así.

Russel toma la palabra.

– El demonio no representaba una amenaza para la población. No había atacado a ningún humano.

– ¿No era una amenaza? Pues yo he visto a ese monstruo coger a Dakota por los pies. Incluso sin sonido, puedo asegurarles que no era su manera de saludarla cordialmente. Así que explícame porqué no has reducido a esa criatura, Dakota. ¿De qué te sirven tus armas? ¿De adorno?

Los hechos estГЎn claros, para el general, lo he hecho mal. Le diga lo que le diga considerarГЎ que me he equivocado. La mirada compasiva de Luke me indica que ha llegado a la misma conclusiГіn que yo. Es muy reconfortante. Pongo una mirada neutra, la que he trabajado durante toda mi infancia para ocultarle mis emociones, para exponerle las razones de mi clemencia, aunque en realidad me hierve la sangre.

– Al serpendión no le ha encantado mi intrusión en su territorio, lo que es una reacción normal, instintiva, pero he sido muy rápida explicándome y ha colaborado sin más objeciones.

El general frunce las cejas mientras yo siento que la situaciГіn empeora con cada una de sus observaciones.

– ¿Y cómo le has hecho entrar en razón?

Me resisto a responder esta pregunta. No soporto las mentiras, es algo visceral, me horrorizan… pero tampoco me hago ilusiones, si le informo de que le he dicho mi nombre a un demonio me tratará de inconsciente y ordenará que eliminen a dicho demonio, supuestamente para protegernos a todos. Es verdad que darle tu identidad a un demonio de los infiernos es darle el poder de hacerte mucho daño. Entonces puede rastrearte con solo murmurar tu nombre y pensar en ti, lo que le permitiría penetrar en lugares infranqueables, como la base de Fort Benning por citar uno, y de golpe matarnos mientras dormimos para aprovechar la ocasión. Este asunto es una marca de confianza entre un humano y un demonio. El serpendión, a su vez, me ha correspondido dándome una de sus escamas, pero no pienso proporcionar esta información a mi progenitor, que también la volvería contra mí. Mi silencio obstinado no le entusiasma.

– Te ordeno que respondas a tu general.

Г“rdenes, mГЎs Гіrdenes y siempre Гіrdenes. ВЎDe todos modos, es lo Гєnico que sabe dar, Гіrdenes! Luke viene en mi ayuda antes de que la situaciГіn degenere irremediablemente y yo tambiГ©n pierda los estribos y me gane un montГіn de problemas. AГ±adidos.

– Simplemente le ha explicado que solo queríamos encontrarle un territorio menos expuesto al mundo humano y ha aceptado seguirnos.

El general se rГ­e con sorna, lo que no tiene ninguna gracia.

– ¿Así que ha decidido seguiros de buen grado, como un cachorrillo?

– Exactamente.

Mi padre se deja caer pesadamente en su sillГіn, que responde crujiendo. No se lo cree, pero sin pruebas no puede hacer nada contra nuestra solidaridad.

– ¿Será esa la versión oficial de su informe, comandante?

– Sin duda. Es tal como se han desarrollado los hechos.

Le agradezco interiormente a George que falsifique su informe para salvarme el trasero. Mis compaГ±eros no solo me guardan las espaldas sobre el terreno, tambiГ©n lo hacen en el dГ­a a dГ­a poniendo una muralla entre mi padre, y el mundo en general, y yo.

– Por una vez haré la vista gorda, pero a la próxima tontería Dakota, acabarás en el calabozo.

PodrГ­a pensarse que me hace un favor, cuando en realidad se trata de una amenaza velada. Aunque estoy convencida de que no le gusta. Es su manera de dirigir la base. Igual que los presos desobedientes acaban en chirona, los militares rebeldes como yo van a parar al calabozo. Como si estuviГ©ramos en la edad media. Naturalmente ya he disfrutado de algunas estancias en una celda, no es la primera vez que le he contrariado. Ya hace tiempo que mi progenitor tiene una reservada para mГ­, mi prisiГіn personal. ВЎQuГ© suerte tengo! No obstante, de esta manera no cambiarГЎ mi manera de pensar. Una cГ©lula de dos por dos metros cuya Гєnica comodidad se basa en un catre metГЎlico y un inodoro sin ninguna intimidad no cambiarГЎ jamГЎs mis convicciones profundas. En realidad, lo que mГЎs me molesta de estos castigos es no poder comer durante los dos dГ­as que duran. Soy una luchadora y mi cuerpo, en concreto mis mГєsculos, necesitan proteГ­nas para funcionar. Cada vez salgo debilitada y Luke se ve obligado a llevarme y alimentarme. Es la parte que encuentro mГЎs humillante y me parece que mi padre lo ha entendido, ya que siempre espera a que sea incapaz de soportar mi propio peso para liberarme.

– Sigamos con la reunión.

La potente voz del general me devuelve bruscamente a la realidad. ВїAcaso esta reuniГіn no se acabarГЎ nunca?

– Vistos los últimos acontecimientos, quiero que le instalen un micro a Dakota tan pronto como salgáis, incluso si no hay ningún contacto con el enemigo.

Me atraganto con mi saliva y las miradas de Jasper y Jared se ensombrecen. Ellos se alistaron por pasiГіn, por fe, pero les cuesta soportar la falta de libre albedrГ­o que esta vida exige. Con ese micrГіfono que espiarГЎ mis palabras, y tambiГ©n mi comunicaciГіn con ellos, se llega a la cima de la falta de libertad.

– Con todo el respeto que le debo, general, un dispositivo de escucha podría molestar a ojo de lince en un combate cuerpo a cuerpo y, por ello, ponerla en peligro.

George intenta tocar la fibra sensible del general para conseguir ablandarlo. Pero ha olvidado un pequeГ±o detalle: mi padre no tiene la mГЎs mГ­nima sensibilidad, en particular respecto a mГ­.

– ¿Acaso discute mis órdenes, comandante?

– No, ni mucho menos.

La sonrisa satisfecha de mi general me hace apretar los puГ±os hasta clavarme las uГ±as en las palmas y hacer palidecer mis dedos. Lamentablemente, si digo algo solo servirГЎ para reafirmarle en su decisiГіn. Haga lo que haga, el general ha hablado y solo puedo aceptarlo.

– Bien. Pues ahora se entrenarán colocándole un chivato. De este modo ella sabrá como reaccionar en caso de ataque para no perderlo ni que le moleste. Háganlo como deseen, pero quiero oír todo lo que suceda durante sus ausencias, sin excepción. El dispositivo es obligatorio desde el mismo momento que abandonen la base. Pidan al servicio técnico el mejor dispositivo. Y no permitiré que haya blancos en la cinta. No aceptaré ninguna excusa y ustedes asumirán las consecuencias. ¿Comprendido?

– Sí, mi general.

Respondemos a la vez, lo que parece gustarle pues nos concede un gesto desenvuelto con la mano, como si fuГ©ramos unos simples peones y no una unidad de Г©lite destinada a combatir a los peores peligros del mundo.

Es por esto que nos encontramos los seis en el gimnasio, cuando lo Гєnico que quiero es deslizarme dentro de mi cama y dormir como mГ­nimo dos dГ­as para olvidar esta maldita jornada.

– ¿Estás bien Dakota?

– Sin duda. ¿Por qué no habría de ser así? Después de las gafas-cámara, el chivato. Normal. ¿Y cuál es el siguiente paso? ¿Un chip GPS implantado bajo mi piel?

George se retuerce las manos. Se le ve incГіmodo ya que no hay ninguna razГіn para ello. No le gusta nada este tipo de decisiones e incluso ha intentado ayudarme. Prefiere dejarme sola con Luke, que levanta sus manos en signo de paz y yo lo lamento inmediatamente. No es con ellos que estoy furiosa, sino con Robert Jones, el hombre que se reivindica como mi padre cuando le conviene pero que no lo demuestra con hechos. Lo que mГЎs me sulfura es que, visto desde fuera, podrГ­a pensarse que su exceso de supervisiГіn es un signo de atenciГіn, de inquietud por mi seguridad, pero sГ© que no tiene nada que ver. Todos sus dispositivos son solo un medio para controlarme un poco mГЎs, tener la mano encima de la unidad que le ha permitido llegar a jefe de la base.

– Lo lamento, mi rencor no tiene nada que ver contigo.

Mi hermano del alma me abraza y me acaricia la cabeza. Es consciente de que estos encuentros con mi progenitor son siempre toda una prueba para mГ­.

– DAKOTA.

George me llama desde el otro lado del gimnasio y su potente voz resuena contra las paredes. Se encuentra justo al lado del saco de arena. Г‰l tambiГ©n me conoce bien. Es exactamente lo que necesito para liberar la tensiГіn y calmar mi furia. Me voy hacia Г©l trotando mientras Jasper y Jared suben al ring para entregarse a un combate de boxeo amistoso. O casi. No me gustarГ­a en absoluto recibir algunos de los golpes que se intercambian. Mi comandante me venda las manos a conciencia y luego me ayuda a ponerme los guantes. Me paso la hora siguiente encadenando directos, ganchos y uppercuts. Contrariamente a lo que se ha avanzado en la reuniГіn, no tengo ninguna necesidad de luchar con un chivato. Que lo pierda o no en el combate no tiene la mГЎs mГ­nima importancia, ya que, en primer lugar, eso no me impedirГЎ jamГЎs salvar el pescuezo, que es mi prioridad, y segundo, estГ© o no completa la grabaciГіn, mi padre encontrarГЎ alguna razГіn para criticarme. En fin, que me cuesta relajarme y dejar de lado los agrios comentarios del hombre para quien deberГ­a ser lo mГЎs importante del mundo.




CapГ­tulo 4



Dakota

Como sucedГ­a a menudo, despuГ©s del entrenamiento aterrizamos todos en mi casa. Mi apartamento es sin duda demasiado pequeГ±o para acoger a cinco machos hinchados de testosterona, pero yo me siento extremadamente incГіmoda en un entorno distinto del mГ­o, asГ­ que ellos tienen la amabilidad de aceptar apretarse un poco para que pueda ser yo misma.

– ¿Qué quieres comer Dakota?

Buena pregunta. ВїQue podrГ­a subirme la moral y apaciguar mi magullado corazoncito?

– ¿Qué puede importar la comida? Mientras te la comas sobre mi cuerpo de ensueño estarás en el séptimo cielo, muñeca.

Estallo a carcajadas ante Jared, que hincha los pectorales mientras levanta las cejas sugestivamente. Luke le pasa por detrГЎs para darle un palmetazo en la nuca mientras yo lucho por recuperar el aliento con las lГЎgrimas a punto de saltarme. Y asГ­ es, para aliviar este dГ­a agotador mГЎs que comida lo que necesito son mis amigos y sus payasadas.

– En serio tío, ¿eso te funciona al echarle los tejos a las chicas?

– Evidentemente. ¿No ves lo galante que soy? Nadie puede resistirse a mi encanto.

– ¿Tu encanto de bocazas, quieres decir?

Dejo que Jasper y Jared se peleen amablemente y me uno a George, que busca desesperadamente algo comestible en mi nevera.

– ¿Qué quieres que te prepare con unos restos de queso enmohecido y una botella de leche caducada?

Le contesto con una tГ­mida sonrisa contrita. Lo cierto es que salimos de misiГіn una semana y el general no me dejГі tiempo para llenar la despensa. Aunque ni siquiera en perГ­odos de calma, sin misiГіn ni nada parecido (lo que no sucede a menudo, los demonios no conocen el concepto "vacaciones") no se puede decir que sea una maga de la logГ­stica. Nadie me ha enseГ±ado a cocinar y detesto las tareas del hogar, contentГЎndome con el mГ­nimo estricto para que el interior sea acogedor. Mi nevera no sabe nada de platillos. Ya es todo un milagro cuando contiene algo comestible. Por contra, su exterior estГЎ lleno de folletos de comida a domicilio sujetos con imanes.

– ¿Pedimos chino?

– ¿Estás segura de querer una galleta de la suerte con su predicción? No puede decirse que el día haya sido afortunado hasta ahora.

– Cierto.

Luke llega por detrГЎs y me coloca el brazo sobre los hombros, pegando su cГЎlido cuerpo al mГ­o. Es en estos momentos de complicidad que lamento no poder verle de verdad. No ser capaz de observarles si no es a travГ©s de un filtro verde que desnaturaliza la alegrГ­a que aloja su rostro.

– Pareces pensativa.

Me sobresalto al oГ­r a Russel detrГЎs de mГ­. No habГ­a notado su presencia en la cocina. Para ser un soldado de Г©lite bregado en los combates y las misiones mГЎs peligrosos de esta tierra, me he dejado sorprender como una pardilla.

– Voy a pedir unas pizzas.

– Es exactamente lo que necesitas. Algo graso y pesado que te haga cabecear y dormir como un bebé.

– Pide además el helado que podrás lamer sobre mí.

Jared no puede evitarlo. Y al mismo tiempo es exactamente lo que necesitaba, comentarios indecentes, abrazos amistosos y la paternal compasiГіn de George. Y asГ­ acabamos todos alrededor de la mesa baja, unas pizzas pepperoni con doble de queso tendidas ante nosotros, una cerveza en la mano y un bodrio romГЎntico, como dicen estos cavernГ­colas, en la pantalla. Me despierto dos horas mГЎs tarde, despuГ©s de que el lado soporГ­fero de la pizza haya hecho su efecto.

Los muchachos se han ido, excepto Luke, adormecido a mi lado en el canapГ©. Tiene un aspecto tan apacible que prefiero dejarle dormir. Al fin y al cabo no serГЎ la primera noche que "okupa" mi canapГ©. Parpadeo varias veces para aclararme las ideas. Me pregunto quГ© me ha despertado. Por una vez ninguna pesadilla ha perturbado mi ГЎnimo, mi subconsciente me ha dejado en paz, sin visiones de monstruos ni masacres sangrientas. Entonces Вїpor quГ© tengo los ojos como platos en plena noche, cuando estaba bien colocada junto a Luke y caliente gracias a la colcha con la que uno de mis adorables colegas me ha tapado? De repente mi mirada se ve atraГ­da por el televisor, que proyecta siniestras luces rojas y azules en todo mi salГіn. Unas sirenas de policГ­a invaden la pantalla y una banda roja pasa en bucle por la parte baja de la pantalla. Subo el volumen para comprender quГ© dice el periodista en primer plano.

"En el pequeГ±o pueblo de Gettysburg, Dakota del Sur, el descubrimiento de una mujer destripada ha conmocionado a la poblaciГіn. La joven, embarazada de ocho meses, ha sido asesinada en oscuras circunstancias y su bebГ© ha desaparecido. De momento no se descarta ninguna hipГіtesis, pero a la vista de la sangrienta escena digna de una pelГ­cula de horror que ha afectado incluso a las fuerzas del orden, esto solo puede ser obra de un psicГіpata". No, esta no es la Гєnica hipГіtesis, lamentablemente. Un demonio es perfectamente capaz de cometer este tipo de horror. El periodista sigue con su crГіnica mientras mis meninges giran a pleno rГ©gimen. "En este pueblo de solo un millar de habitantes, este crimen ha levantado una oleada de pГЎnico y la poblaciГіn pide la ayuda del estado para detener cuanto antes a ese asesino ladrГіn de niГ±os". Prefiero apagar el televisor antes del final. He oГ­do suficiente para tener una noche agitada. O quedarme sin noche, porque el timbre de mi telГ©fono resuena en todo el apartamento. No necesito descolgar, sГ© de quГ© va la cosa cuando oigo que el telГ©fono de Luke tambiГ©n suena. El sueГ±o puede esperar, tenemos una nueva misiГіn.




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